Una vez arreglado el reloj del Consistorio, que hasta hace unos días iba con diez minutos de retraso, la bienvenida a 2014 se ha producido con puntualidad suiza, pero al mediodía, y a una velocidad inusitada que ha provocado que todos llegaran al final de las campanadas con algunas en la mano.
Pese a todo, el final ha sido el mismo, con los mejores deseos para el año que llega y brindando con sidra, porque según la alcaldesa, Carmen Hernández, es la bebida que prefieren los vecinos, frente al champán y al cava.
Esta tradición se mantiene en Villar de Corneja desde que hace justo una década la regidora propusiera celebrar este momento tan especial a mediodía en lugar de en la medianoche, dada la longevidad de la mayoría de sus vecinos, que supera los 75 años.
Y ello, contando los tres "jóvenes" menores de cincuenta años que bajan algo la media, porque según Hernández, la mayoría de los habitantes supera los ochenta.
Hoy han roto aún más la media algunas familias procedentes de otros pueblos de la zona y de Madrid, que han querido pasar con su familia esta fecha tan señalada, acudiendo con chavales muy jóvenes como Rubén Pinilla, de 8 años y portero del equipo de Torrejón de Velasco, en Madrid.
Junto a él, Luna, de apenas 23 meses, y el más
pequeño de los asistentes, Cristian, de 13 meses, cuyos padres también viven en Torrejón de Velasco, aunque la vinculación familiar con el
pueblo les hace acudir a Villar de Corneja con mucha frecuencia.
En el polo opuesto María Hernández, que a sus 78 años, bromea con el nombre y con la edad, mientras desea "lo mejor para 2013", aunque después precisa: "Salud y trabajo".
Los mismos deseos que expresa Francisco Díaz, que a sus 82 años recuerda sus tiempos en Argentina, hasta donde viajaron a mediados de la pasada década un buen número de vecinos, de los cuales aún quedan allí algunos viviendo en lugares como Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut, desde donde siguen las noticias del pueblo.
Todos ellos han compartido hoy esta celebración ante las puertas del Ayuntamiento, ya que esta noche la mayoría estarán recogidos en sus casas o en la de familiares en otros pueblos, mientras que otros estarán dormidos y no oirán las campanadas.
Lo que partió como una idea en 2004, se ha ido consolidando con el paso de los años, de manera que esta localidad situada a 70 kilómetros al oeste de Ávila, casi en la frontera con Salamanca, es de las pocas de Castilla y León, y probablemente de España, que recibe al año nuevo por adelantado.
Para ello, media hora
antes de que las agujas del ya arreglado reloj del Ayuntamiento llegaran a las 12.00 del mediodía, varios vecinos, junto a la alcaldesa, daban los últimos retoques a la mesa, situada por primera vez bajo techo en la parte baja del Ayuntamiento, donde se encuentra el consultorio médico.
Adornado con guirnaldas, esta pequeña dependencia ha albergado el ágape posterior, ya que este año el tiempo no ha acompañado y al frío se ha sumado algo de lluvia que, afortunadamente, no ha hecho presencia durante las campanadas.
En la mesa se han colocado, junto a las cuarenta bolsas con las uvas, varios platos con chorizo, jamón, queso, los dulces típicos navideños y varias botellas de sidra que han sido descorchadas en la calles, una vez concluidas las campanadas.
Quizá esta noche el bar del pueblo, cuyo propietario, Alejandro Peláez, lo abrió hace apenas dos años, pueda convertirse en un lugar de reunión tras las campanadas de la Puerta del Sol; aunque los vecinos de este pueblo podrán presumir de haber dado la bienvenida a 2014 antes que nadie en España.
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